Al Trapense Escultor de la Palabra. (Ernesto Cardenal.)
Mi mente esta dispersa, mi corazón incierto,
Tuve un día raro, a decir verdad.
Una especie de vibra ajena a mí, me rondo durante el día,
Un acongojo extraño, un mal genio intruso,
Aquella sensación era ajena a mi energía propia,
Sin más conviví con ella durante el transcurso.
Agobiado por esto
Entre en la ducha buscando desprenderme de aquella sensación
Que me advertía no sé qué, que invadía mi espacio espiritual.
Suena el teléfono
y una dulce voz me dice la razón de aquella extraña sensación,
(Cardenal ya se nos fue)
Te habías ido,
tu no viniste a despedirte de mí como lo hiciera Fernando,
Nunca olvidare aquella noche
en la que el frio fulminante de su presencia me saco de un tumbo de la cama,
Aquel frio de la muerte que por primera vez sentí que me congelaba hasta la última gota de sangre,
Tu sin embargo viniste a tu modo, (como siempre)
En silencio (como amaste al final tu preciado silencio)
Y ahora a tu modo me sacas de la cama,
Para que te vea partir.
Me haces ver al firmamento,
En Barcelona hoy tus amadas estrellas no están,
Quizás iluminan en fila el gran lago,
Mientras tu a bordo de tu barca de san juan de la cruz
Remas a la profundo de la esencia que te sedujo siempre.
Y ahora ¿quién me recordara la humanidad de Dios?
¿Quién me ayudara a reconocer su identidad en el cosmos?
Desde mi ventana empieza a llover,
quizas el universo llora conmigo.
Y mi espíritu se permite verte
Sobre el lago en tu pequeña balsa,
Navegando las vías lácteas
Entrando en los agujeros oscuros,
Presuroso por verle cara a cara y a tosigarle de preguntas,
Ja ja ja te Ries porque sabes que lo primero que harás será eso,
Atosigarle de preguntas
Y el también sonreirá y te señalará tu corazón
Donde siempre guardaste las respuestas.
Y sonriendo en su divino misterio te dira a la cara :
Bienaventurado el hombre que no sigue las consignas del Partido ni asiste a sus mítines ni se sienta a la mesa con los gánsters ni con los Generales en el Consejo de Guerra Bienaventurado el hombre que no espía a su hermano ni delata a su compañero de colegio Bienaventurado el hombre que no lee los anuncios comerciales ni escucha sus radios ni cree en sus slogans.
Bienaventurado tu Ernesto
Que fuiste rebelde y fiel,
Valiente y tímido,
Santo y hereje,
Bienaventurado tú que tu fundiste en la eterna contradicción de Dios,
Bienaventurado tu rodado de campesinos en Solentiname
Y de sabios de la real academia.
Bienaventurado porque fuiste revolucionario del amor,
Porque el amor es revolución contra la hipocresía y el odio,
Porque el amor es la enseñanza suprema del maestro
Y su fidelidad nos conduce a la cruz
Y nos otorga el desprecio de los moralistas,
Pero “¿Quién dijo miedo habiendo Pascua?.
Bienaventurado tú que a bordo de este viejo botecillo
Surcas las aguas eternas
y te vas a cazar el sol para andar sus caminos,
Cruzando la noche, las aguas del bautismo eterno,
La aurora de la espera inquebrantable ,
ahora pasa al misterio eterno a su silencio eterno,
pasa y mira como volvemos a evolucionar constatemente en El,
evolucionar, resucitar que mas da,
si por siempre viveremos en el universo de su amor.
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